"A la sombra del ala de su sombrero"

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Artículo de opinión de Javier Andreo para Totana.com

A la sombra del ala de su sombrero

Tanto se ha escrito sobre Juan Rita, que quizá de su vida más pública poco hay que decir, que si ya de por sí era interesante, creo que aún más lo es la parte más íntima de esta gran persona. Hace unas semanas, decíamos adiós al tío Juan Rita, y con él a toda una generación, una de esas generaciones que ya han pasado a la historia. En él se nos ha ido un poco de cada uno de nosotros que lo hemos conocido, porque además de haber formado parte de nuestra vida, todos veíamos en él a nuestro abuelo. Hombre jocoso y divertido donde los hubiera, que su mayor ilusión era divertir a la gente, hacer pasar un buen rato a quien se paraba a escucharlo.

Yo he tenido el regalo de poder conocerlo y disfrutarlo durante más de veinte años, ganándose no solo mi respeto y admiración, sino todo mi amor y cariño, ya que he tenido la suerte de tener tres abuelos. Recuerdo que en una ocasión le canté una copla que decía algo así como: Si nombro a mis abuelos, vaya una suerte bendita, dos ya los tengo en el cielo y el tercero que es Juan Rita.

Sin duda lo he querido y lo recordaré como mi abuelo, porque si el roce hace el cariño, nos hemos rozado tanto, que nos hemos querido, como se quiere a la familia, con el corazón. Ha sido llamativo, que a pesar de llevarnos sesenta y seis años, desde el primer momento congeniamos de una manera increíble. A veces bromeábamos sobre el tema de si hubiésemos sido de la misma edad, hubiésemos sido una tormenta perfecta, quien sabe. Lo que si es cierto, es que el tío Juan Rita era un joven en un cuerpo centenario. Su mente era muy abierta, difícil de comprender que una persona que nació en una época en la que la miseria, era muy común en todas las familias, se supo ir adaptando al devenir de los tiempos. Recuerdo que cuando veníamos de cantar de algún sitio, que a veces era entre semana y se nos hacían las dos de la mañana, a veces, cual dos adolescentes, buscábamos algún bar abierto donde tomarnos algo y fumarnos el último puro. En esas ocasiones le decía: ¿tío Juan, usted cree que habrá muchos de 106 años despierto y dando vueltas a las dos de la mañana?. Nos echábamos a reír, porque quien a las dos de la mañana con 106 años iba a estar dando vueltas un jueves por ejemplo.

Creo que el tío Juan Rita, ha sido un ejemplo, no solo para mí y para muchos jóvenes, además para los más mayores. Hemos recorrido muchos rincones, pero a mí personalmente, me encantaba ir a los colegios y a centros de mayores. En nuestras actuaciones ante gente mayor, muchos se asombraban, de cómo el tío Juan, era capaz de seguir improvisando con más de 106 años de edad y sobre todo seguir con esa energía. No podemos obviar, que la naturaleza, fue muy bondadosa con él, dado que a pesar de su edad, no tenía grandes achaques. Pero tampoco podemos obviar, que en la vida, actitud, es un porcentaje muy elevado de cómo vivir el día a día y él, tenía una actitud de querer vivir intensamente, a pesar de su edad.

Hay una frase que dice que uno es joven mientras el número de proyectos por realizar, supera al número de recuerdos. Creo estar de acuerdo con esa frase, pero también, el tío Juan Rita, debía ser la excepción que confirma la regla, porque a pesar de haber vivido mucho y muchos años, era un joven de 108 años.

En la manos de muchos está que el tío Juan siga con nosotros, a mí me acompañará durante toda la vida y viendo el legado, o como diría él, el rastrojo que deja, creo que será de esos privilegiados que nunca morirá, porque solo muere lo que se olvida.

Lo vamos a echar de menos, mucho, yo especialmente, pero creo que todos los que lo conocieron. Viviremos con ese hueco y esa ausencia, pero también con la inmensa y grata fortuna de haber podido vivir junto a él durante una vida tan longeva. Yo al recordarlo, me emociono pero sobre todo sonrío y me sale un gracias a la vida, que me ha dado tanto  gracias tío Juan, Abuelo, por haberme hecho tan feliz.

Javier Andreo

A la sombra del ala de su sombrero, Foto 1
A la sombra del ala de su sombrero, Foto 2
A la sombra del ala de su sombrero, Foto 3
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